La sombra eclipsó mi llama,
el día se perdió en la noche,
el frío invadió mi estancia,
y la tristeza ocupó mi ánima.
Mendigo de la bondad,
sometido, rendido, abatido.
Libre sin libertad.
La soledad sobre mi voló
sembrando de miedo mi ser.
La demencia flageló mis sueños
y mi mente mil vidas parió.
Ramera de la cordura
herido, estéril, desierto.
Sumiso de la locura.
Tumbé mi cuerpo en la cama,
un llanto rompió mis entrañas,
entre suspiros, sollozos y lágrimas
pasó la noche mi alma.
Prisionero de la irrealidad,
raro, marginado, vacío.
Bastardo de la humanidad.
« uVe.arias »